Capítulos de Los Comentarios Reales de los Incas de Garcilaso de
la Vega dedicados a descripciones y relatos sobre las aves del Perú.
CAPITULO
XIX DE LAS AVES BRAVAS Y MANSAS DE TIERRA Y AGUA
CAPITULO
XX DE LAS PERDICES, PALOMAS Y OTRAS AVES MENORES
CAPITULO XXI
DIFERENCIAS DE PAPAGAYOS Y SU MUCHO HABLAR
En los Antis se crian papagayos: son de
muchas maneras, grandes, medianos, menores, chicos y chiquillos: los chiquillos
son menores que calándrias, y los mayores son como grandes neblis:
unos son de un solo color; otros de dos colores, verde y amarillo, ó verde y
colorado; otros son de muchas y diversas colores, particularmente los grandes,
que los españoles llaman guacamayas, que son de todas colores; y todas
finísimas: las plumas de la cola que son muy largas y muy galanas, las estiman
en mucho los indios para engalanarse en sus fiestas. De las cuales plumas
por ser tan hermosas, tomó el famoso Juan Bocacio el argumento para la graciosa
novela de Frate Cipolla. Los españoles llaman á los papagayos con
diferentes nombres por diferenciar los tamaños. A los muy chiquillos
llaman periquillos, á otros algo mayores llaman catalnillas á
otros mayores, y que hablan mas y mejor que los demas llaman loro.
A los muy grandes llaman guacamayas, son torpísimas para hablar, mas
nunca hablan; solamente son buenas para mirarles por la hermosura de sus colores
y plumas: estas diferencias de papagayos han traido á España para tener en
jaulas y gozar de su parlería: y aunque hay mas, no las han traido, debe ser
porque son mas torpes. En Potosi por los años de 1554 y 55 hubo un
papagayo de los que llaman loro, tan hablador, que á los indios é indias que
pasaban por la calle, les llamaba por sus provincias, á cada uno de la nación
que era sin errar alguna: diciendo Colla Yunca, Huayru Quechua & c.; como
que tuviera noticia de las diferencias de tocados que los indios en tiempo de
los Incas traían en las cabezas para ser conocidos. Un día de aquellos
pasó una india hermosa por la calle do el papagayo estaba, iba con tres o
cuatro criadas, haciendo mucho de la señora palla, que son las de la sangre
real. En viéndola el papagayo, dió grandes gritos de risa, diciendo:
Huayru, Huayru, Huayru, que es una nación de gente mas vil y tenida en menos
que otras. La india pasó avergonzada por los que estaban delante, que
simpre había una gran cuadrilla de indios escuchando el pájaro; y cuando
llegó cerca, escupió hacia el papagayo, y le llamó cupay, que es
diablo. Los indios dijeron lo mismo, porque conoció la india con ir
disfrazada en hábito de palla. En Sevilla, en Caldefrancos, pocos años
há habia otro papagayo que viendo pasar un cuerto médico indigno del nombre,
le decía tantas palabras afrentosas que le forzó á dar queja de el. La
justicia mandó a su dueño que no lo tuviese en la calle, so pena que se lo
entregarían al ofendido. Los indios en comun le llaman uritu,
quiere decir papagayo, y por el grandísimo ruido enfadoso, que hacen con sus
gritos cuando van bolando, porque andan en grandes bandas, tomaron por refran
llamar uritu á un parlador fastidioso, que como el divino Ariosto dice en el
canto 25, sepa poco y hable mucho: á los cuales con mucha propiedad les dicen
los indios: calla papagayo. Salen los papagayos de los Antis al tiempo que
por todo lo raso del Perú está en sazon la zara, de la cual son amicísimos,
hacen con gran estrago en ella: vuelan muy recio y muy alto: las guacamayas,
porque son torpes y pesadas, no salen de los Antis. Andan en bandas como
se ha dicho, mas no se mezclan los de una especie con los de otra, sino que cada
diferencia anda por sí.
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XIX DE LAS AVES BRAVAS Y MANSAS DE TIERRA Y AGUA
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